
En la mayoría de las culturas el espectáculo teatral procede de actos religiosos o "dramatizaciones rituales" en los que toma parte la comunidad. Ya en algunas pinturas rupestres aparecen disfraces de animal, lo que implica algo de ficción teatral si no teatro propiamente dicho.
Según la tradición hindú el teatro fue creado por el dios Brahma el cual, tras haber construido el universo por medio de los cuatro libros sagrados o Vedas, consagra un quinto (el Nâtya-Veda) al teatro. Pero era un profeta, el Bharata, quien dirige las representaciones e inspira a los poetas según los dictados del Nâya-Veda. Las representaciones en la India antigua eran lugares festivos de participación común. Comenzaban con la invocación del mayor danzante al dios Shiva. Se ejecutaban cantos, danzas junto a otras ceremonias religiosas. Más adelante se comienzan a narrar hazañas de un héroe como fue Krishna (origen del Krishnaísmo), su nacimiento es el punto central de la conmemoración. Aparece también representada la madre del héroe y toda la ceremonia tiene cierto carácter escénico. Poco a poco vemos un elemento nuevo a caballo entre la danza y la música que también cuenta una historia: es el mimo. Asimismo se comienza a hacer uso de la palabra para contar acontecimientos que no podían ser escenificados por no herir la sensibilidad de los participantes (la muerte, un combate, etc.). Son toda una serie de innovaciones que van cambiando estas formas rituales hasta llegar al espectáculo teatral.
En Japón el teatro Noh y más adelante el Kabuki nace de danzas en honor a Buda en las cuales se entonaban canciones populares sobre las que se insertaba un elemento dramático que imitaba un suceso o acción. También suele haber un coro que recita las partes narrativas y puede ser descendiente de los rituales comunitarios que fueron su origen.
En el antiguo Egipto se hacían ritos en torno a la muerte. Eran manifestaciones dramáticas expresadas de nuevo por danzas y canciones. La más famosa era la celebrada en torno a Osiris. Se hacía en el templo o en sus inmediaciones y en ella participaban el pueblo y los sacerdotes, todos vestidos y adornados para la ocasión. El ritual o celebración duraba ocho días, uno por cada acto con los que contaba, y narra los hechos de la diosa Osiris centrados en la muerte de ésta, su resurrección y entrada en el templo.
Incluso en la Biblia, en el Antiguo Testamento y sobre todo en El Cantar de los Cantares, aparecen alusiones a restos de danzas rituales pre-teatrales. De hecho el libro se articula en torno a dos personajes que dialogan: el Esposo y la Esposa y a ambos les responde un Coro.
También Grecia, cuna del teatro occidental, tuvo influencias de las culturas orientales por lo que encontramos coincidencias.
Es de sobra conocido que el teatro griego pudo originarse en el ditirambo, que debió ser un coro en el que intervenían cantando un grupo de personas. En ellos se invocaba a los dioses para que se acercaran a la tierra, pero más en concreto se invocaba al dios Dionisio, en el que se personifican todas las fuerzas misteriosas de la naturaleza. Las danzas se hacían alrededor de un altar ("timbele") sobre el que se colocaba la estatua del dios. Se daban hechos de trance o histeria colectiva cuyo fin era la liberación del mal por medio del furor producido, origen de la futura "purificación catártica" del teatro griego.
El teatro en occidente desaparece tras la caída del imperio romano. Pero ya desde la Edad Media se sacan de la Biblia - libro sagrado por excelencia en el medievo- no sólo temas e historias sino también lenguajes teatrales de donde vuelve a surgir una nueva forma de teatro inserto, claro está, en manifestaciones rituales religiosas de tradición cristiana con un nuevo simbolismo. Esto significa que de nuevo en la Edad Media el teatro vuelve a surgir de lo religioso. No existen teorías dramáticas medievales, pero sí orientaciones litúrgicas que son instrucciones para la representación de carácter dramático.
Si nos paramos a pensar, nos daremos cuenta de las muchas relaciones que hay entre cristianismo y teatro, prueba de ello es que el mundo para la tradición cristiana es un lugar de "representación" (idea que siglos después recoge Calderón en El gran teatro del mundo) donde a cada cual le ha sido asignado un papel que habrá de desarrollar lo mejor posible para luego rendir cuentas en el juicio final. Pero al margen de esta concepción "teatral" y simbólica de la esencia humana, la sociedad medieval participaba de la trascendencia religiosa a través de los ritos católicos insertos dentro de la liturgia eclesiástica. La comunidad se reúne en el "oficio religioso" en torno al sacerdote o clérigo que conduce un acto del que todos participan con cantos y oraciones, tal y como ocurre en las manifestaciones pre-teatrales de otras civilizaciones. Entre todos llevan a cabo un ritual a base de signos convencionales (palabra, gestos, música, etc.) cuyo significado es aceptado y entendido por todos y todo gira en torno a un personaje fundador, un héroe que está representado por el sacerdote, personaje central de la liturgia. Es decir, creemos que la ceremonia de la misa tiene características de celebración ritual pre-teatral. Esto justifica el hecho de que más adelante el teatro profano en Europa surja de estas mismas "dramatizaciones litúrgicas". Parte de los "Autos" que van perdiendo poco a poco su carácter ritual para adquirir estatus de representación teatral.
Incluso la celebración de la comunión católica, engloba varios aspectos en común con las tragedias griegas primitivas: el sentido del sacrificio, la participación de toda una comunidad que responde a un oficiante (sacerdote), mediador entre la divinidad y la sociedad. Por otro lado tanto en el rito de la comunión (Jesucristo) como en la tragedia clásica (el héroe) paga por culpas ajenas y por su sacrificio redime a la comunidad.
En ese caso, estamos ante la celebración de un rito, y es tal porque todos creen en la misma idea religiosa, nadie se sitúa en el espacio de "fuera" de la ficción representada. La celebración de la comunión es un ritual en el cual todos los creyentes participan sin cuestionarse la "realidad" de la transmutación del pan en el cuerpo de Cristo, sin embargo una persona no creyente lo vería como una ficción sometida a unas normas precisas acatadas por la colectividad. Además el lugar de la celebración delimita el acto: La celebración tiene lugar en una Iglesia, y no, por supuesto en un recinto teatral.
El lugar de la representación es tan importante en el origen del teatro que, al comienzo, el espacio donde se realiza el rito es considerado como lugar sagrado en el cual tiene lugar una ceremonia de la que participa la colectividad. El lugar ha sido siempre parte activa del espectáculo desde el ritual primitivo. El escenario en su sentido más general es en sí una institución que ha dado lugar a diversos modos de "representación" ritual o religiosa, musical, deportiva o artística, ya sea circo, teatro o cabaret y otras múltiples manifestaciones, está presente en todas ellas y es por ello una "institución". Así, lo podríamos considerar como un que cambia de significado según el uso que de él se haga.
En los poblados primitivos las "dramatizaciones rituales" solían hacerse en espacios abiertos circulares. La colectividad se situaba alrededor y la representación tenía lugar en el centro. Precisamente cómo esta misma forma de espacio escénico circular a la que rodean los espectadores fue la que propuso Artaud a principios del siglo XX. Es también la forma básica del "Teatro Total" (Total Theater) que Walter Gropius diseñó en 1926 o del "Teatro Esférico" (Spherical Theater) de Andreas Weininger también a principios de siglo. Es curioso apreciar que éstas y otras tendencias de vanguardia llegan hasta nuestros días basándose en la teoría teatral de que hay que volver al espectáculo como una forma de rito del que el público sea receptor y partícipe activo y de cierta magia catártica. En este sentido, la representación ha de liberar al espectador de su rutina o problemas o estrés cotidiano (recuérdense en la actualidad, por ejemplo los montajes de La Fura dels Baus). Esto demuestra que teatro y rito han estado y están unidos en mayor o menor medida desde su origen llegando incluso a nuestros días en las representaciones más vanguardistas.
Según la tradición hindú el teatro fue creado por el dios Brahma el cual, tras haber construido el universo por medio de los cuatro libros sagrados o Vedas, consagra un quinto (el Nâtya-Veda) al teatro. Pero era un profeta, el Bharata, quien dirige las representaciones e inspira a los poetas según los dictados del Nâya-Veda. Las representaciones en la India antigua eran lugares festivos de participación común. Comenzaban con la invocación del mayor danzante al dios Shiva. Se ejecutaban cantos, danzas junto a otras ceremonias religiosas. Más adelante se comienzan a narrar hazañas de un héroe como fue Krishna (origen del Krishnaísmo), su nacimiento es el punto central de la conmemoración. Aparece también representada la madre del héroe y toda la ceremonia tiene cierto carácter escénico. Poco a poco vemos un elemento nuevo a caballo entre la danza y la música que también cuenta una historia: es el mimo. Asimismo se comienza a hacer uso de la palabra para contar acontecimientos que no podían ser escenificados por no herir la sensibilidad de los participantes (la muerte, un combate, etc.). Son toda una serie de innovaciones que van cambiando estas formas rituales hasta llegar al espectáculo teatral.
En Japón el teatro Noh y más adelante el Kabuki nace de danzas en honor a Buda en las cuales se entonaban canciones populares sobre las que se insertaba un elemento dramático que imitaba un suceso o acción. También suele haber un coro que recita las partes narrativas y puede ser descendiente de los rituales comunitarios que fueron su origen.
En el antiguo Egipto se hacían ritos en torno a la muerte. Eran manifestaciones dramáticas expresadas de nuevo por danzas y canciones. La más famosa era la celebrada en torno a Osiris. Se hacía en el templo o en sus inmediaciones y en ella participaban el pueblo y los sacerdotes, todos vestidos y adornados para la ocasión. El ritual o celebración duraba ocho días, uno por cada acto con los que contaba, y narra los hechos de la diosa Osiris centrados en la muerte de ésta, su resurrección y entrada en el templo.
Incluso en la Biblia, en el Antiguo Testamento y sobre todo en El Cantar de los Cantares, aparecen alusiones a restos de danzas rituales pre-teatrales. De hecho el libro se articula en torno a dos personajes que dialogan: el Esposo y la Esposa y a ambos les responde un Coro.
También Grecia, cuna del teatro occidental, tuvo influencias de las culturas orientales por lo que encontramos coincidencias.
Es de sobra conocido que el teatro griego pudo originarse en el ditirambo, que debió ser un coro en el que intervenían cantando un grupo de personas. En ellos se invocaba a los dioses para que se acercaran a la tierra, pero más en concreto se invocaba al dios Dionisio, en el que se personifican todas las fuerzas misteriosas de la naturaleza. Las danzas se hacían alrededor de un altar ("timbele") sobre el que se colocaba la estatua del dios. Se daban hechos de trance o histeria colectiva cuyo fin era la liberación del mal por medio del furor producido, origen de la futura "purificación catártica" del teatro griego.
El teatro en occidente desaparece tras la caída del imperio romano. Pero ya desde la Edad Media se sacan de la Biblia - libro sagrado por excelencia en el medievo- no sólo temas e historias sino también lenguajes teatrales de donde vuelve a surgir una nueva forma de teatro inserto, claro está, en manifestaciones rituales religiosas de tradición cristiana con un nuevo simbolismo. Esto significa que de nuevo en la Edad Media el teatro vuelve a surgir de lo religioso. No existen teorías dramáticas medievales, pero sí orientaciones litúrgicas que son instrucciones para la representación de carácter dramático.
Si nos paramos a pensar, nos daremos cuenta de las muchas relaciones que hay entre cristianismo y teatro, prueba de ello es que el mundo para la tradición cristiana es un lugar de "representación" (idea que siglos después recoge Calderón en El gran teatro del mundo) donde a cada cual le ha sido asignado un papel que habrá de desarrollar lo mejor posible para luego rendir cuentas en el juicio final. Pero al margen de esta concepción "teatral" y simbólica de la esencia humana, la sociedad medieval participaba de la trascendencia religiosa a través de los ritos católicos insertos dentro de la liturgia eclesiástica. La comunidad se reúne en el "oficio religioso" en torno al sacerdote o clérigo que conduce un acto del que todos participan con cantos y oraciones, tal y como ocurre en las manifestaciones pre-teatrales de otras civilizaciones. Entre todos llevan a cabo un ritual a base de signos convencionales (palabra, gestos, música, etc.) cuyo significado es aceptado y entendido por todos y todo gira en torno a un personaje fundador, un héroe que está representado por el sacerdote, personaje central de la liturgia. Es decir, creemos que la ceremonia de la misa tiene características de celebración ritual pre-teatral. Esto justifica el hecho de que más adelante el teatro profano en Europa surja de estas mismas "dramatizaciones litúrgicas". Parte de los "Autos" que van perdiendo poco a poco su carácter ritual para adquirir estatus de representación teatral.
Incluso la celebración de la comunión católica, engloba varios aspectos en común con las tragedias griegas primitivas: el sentido del sacrificio, la participación de toda una comunidad que responde a un oficiante (sacerdote), mediador entre la divinidad y la sociedad. Por otro lado tanto en el rito de la comunión (Jesucristo) como en la tragedia clásica (el héroe) paga por culpas ajenas y por su sacrificio redime a la comunidad.
En ese caso, estamos ante la celebración de un rito, y es tal porque todos creen en la misma idea religiosa, nadie se sitúa en el espacio de "fuera" de la ficción representada. La celebración de la comunión es un ritual en el cual todos los creyentes participan sin cuestionarse la "realidad" de la transmutación del pan en el cuerpo de Cristo, sin embargo una persona no creyente lo vería como una ficción sometida a unas normas precisas acatadas por la colectividad. Además el lugar de la celebración delimita el acto: La celebración tiene lugar en una Iglesia, y no, por supuesto en un recinto teatral.
El lugar de la representación es tan importante en el origen del teatro que, al comienzo, el espacio donde se realiza el rito es considerado como lugar sagrado en el cual tiene lugar una ceremonia de la que participa la colectividad. El lugar ha sido siempre parte activa del espectáculo desde el ritual primitivo. El escenario en su sentido más general es en sí una institución que ha dado lugar a diversos modos de "representación" ritual o religiosa, musical, deportiva o artística, ya sea circo, teatro o cabaret y otras múltiples manifestaciones, está presente en todas ellas y es por ello una "institución". Así, lo podríamos considerar como un que cambia de significado según el uso que de él se haga.
En los poblados primitivos las "dramatizaciones rituales" solían hacerse en espacios abiertos circulares. La colectividad se situaba alrededor y la representación tenía lugar en el centro. Precisamente cómo esta misma forma de espacio escénico circular a la que rodean los espectadores fue la que propuso Artaud a principios del siglo XX. Es también la forma básica del "Teatro Total" (Total Theater) que Walter Gropius diseñó en 1926 o del "Teatro Esférico" (Spherical Theater) de Andreas Weininger también a principios de siglo. Es curioso apreciar que éstas y otras tendencias de vanguardia llegan hasta nuestros días basándose en la teoría teatral de que hay que volver al espectáculo como una forma de rito del que el público sea receptor y partícipe activo y de cierta magia catártica. En este sentido, la representación ha de liberar al espectador de su rutina o problemas o estrés cotidiano (recuérdense en la actualidad, por ejemplo los montajes de La Fura dels Baus). Esto demuestra que teatro y rito han estado y están unidos en mayor o menor medida desde su origen llegando incluso a nuestros días en las representaciones más vanguardistas.
muy bueno
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